Pastilla azul
Abro
lentamente mi cartera roja de flores buscando entre mi universo de
cosas una billetera rosa, con cautela examino su interior y admiro
con nostalgia un blister a medio acabar. Pastilla azul, pequeño
medicamento que fue parte de mi vida en los últimos dos meses y que
por cosas del destino tuve que dejar de consumirla para no hacer daño
a un pequeño – y pasajero – turista. Delicada, sutil y curiosa
pastilla azul ¿Qué he de hacer para dejarte en libertad? Ayer
terminé en sala de emergencias, casi por obligación, debido a un
dolor intenso en el pecho y hormigueo en ambos brazos. Maldito ataque
de ansiedad, ¿Tanto se puede pedir? Estúpido trastorno de
depresión, es cierto, no soy la mujer más sana del universo ni
puedo jugar a la Mujer Maravilla porque solo soy una simple chica que
quiere paz en su vida. Lejos de eso, una serie de acontecimientos
suscitados en el último mes hicieron que este monstruo llamado
'depresión' despertara y me de batalla diaria. Lo bueno, no le voy a
hacer caso, lo malo, interfiere con mi día a día. Es estresante
despertar un día y darte cuenta que lo único que posees eres tu
misma y nada más, sumado al lobo apodado 'soledad' y el murciélago
autodenominado 'desilusión'. Me pregunto entonces: ¿Qué de bueno
aporto a mi vida? La respuesta es una gran incógnita. ¿Cuál es la
solución? Simple, vive tu vida y deja atrás el pasado.
Mi
querido lector, soy víctima de mi propio demonio, de mis únicos
malestares sintomáticos y de una larga lista de complejos que he ido
eliminando desde hace mucho tiempo. El problema es que he adquirido
cierto amor a ese tipo de situaciones, por ende, el desapego deberá ser mayor si deseo retornar a mi vida antigua. No esa vida llena de
luces de neón, veladas nocturnas, alcohol, olores extraños y ya
conocidos; me refiero a mi verdadero yo, a esa Ali que si bien se
autoexilió en la luna, ha descubierto diamantes en su superficie
y ahora no sabe como transformarlos. Ese será mi único trabajo,
convertir el carbón en una piedra preciosa e invaluable llamada:
autoestima.
No
lo voy a negar, tengo 25 años, peso cerca de 57.8 kilos y mido 1 metro con 65
centímetros, todos dicen que me veo linda y muy juvenil con esta contextura delgada
y ahora delicada – algo casi imposible hasta 1 año atrás –
pero es mi realidad actual, una nueva Ali está frente a todo este
mundo decadente y pese a las promesas de un visitante, que huyó al
primer problema, debe gritar a mil voces que es la dueña de su propio destino.
El deshielo continúa gente, el invierno acabó, el dolor deberá irse para nunca más volver y debo dejar que la primavera regrese a mi vida sin temores. No importa esta vez si es en soledad, si mi supuesto príncipe azul se perdió en el camino, si el rey de la tierra del nunca jamás nunca supo que estaba disponible, es mi vida y amor propio contra miles de eufemismos disfrazados flotando en el aire.
El deshielo continúa gente, el invierno acabó, el dolor deberá irse para nunca más volver y debo dejar que la primavera regrese a mi vida sin temores. No importa esta vez si es en soledad, si mi supuesto príncipe azul se perdió en el camino, si el rey de la tierra del nunca jamás nunca supo que estaba disponible, es mi vida y amor propio contra miles de eufemismos disfrazados flotando en el aire.
Doy
vuelta a una página que empezó como un cuento de hadas, y terminó
en un libro de horror digno de Allan Poe. Ni el Gato Negro se compara
a tal argumento, ni La caída de la Casa Usher tendría punto de
comparación a tantos sucesos que atravesaron témpanos de hielo seco
como sables indestructibles; fuera de ello, debo agradecer a esos
personajes que se involucraron en tal hazaña, sin ellos, créanme, no
se hubiesen podido romper icebergs con hielo perenne. Gracias a
ellos, descubrí que debajo del frío donde anduve, se hallaba un
pasto tan fresco y bello que esperaba ser descubierto. Gracias a ti,
supe lo que es el infierno y el cielo al mismo tiempo, mientras me
arrancaban de los brazos a un turista que pedía a gritos quedarse
para siempre a mi lado. No se preocupen, estoy bien.
Queridos lectores visitantes, esto es solo una catarsis única que me permitirá madurar como mujer y como espíritu. Lejos del lado material, del dinero, fama y reconocimiento, solo deseo un mundo único - y propio - donde pueda ver la luz cada amanecer y esperar que la noche termine para dar paso a un nuevo inicio cada día.
Queridos lectores visitantes, esto es solo una catarsis única que me permitirá madurar como mujer y como espíritu. Lejos del lado material, del dinero, fama y reconocimiento, solo deseo un mundo único - y propio - donde pueda ver la luz cada amanecer y esperar que la noche termine para dar paso a un nuevo inicio cada día.
¡Se
acabó el invierno en esta luna! ¡Gracias! Este hogar estará en
breve reparación, el tejado debe ser retirado, hay que abrir las
ventanas, sembrar nuevas flores, poner en funcionamiento el molino,
despertar mágicamente a mis animales, escuchar el canto de los
pájaros que vuelan libre. La noche acabó, Ali.
He
aquí tu respuesta a tantas dudas: ¿Y quién es tu verdadero amor?
Yo misma.
Pd.
Pequeña pastilla azul, sí, a ti te hablo, una única advertencia:
muy pronto ya no seremos tan dependientes, eso, lo aseguro.
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