Desapego

Hoy escribo con el corazón en la mano, no es un bello amanecer en encierro, es frío, triste. Hoy no escribiré de amor o de odio, hoy hablaré a corazón abierto.

Me siento sola, sola. Sola rodeada de tanta miseria y caos, estoy en el fondo del abismo de mi propia vida con un demonio que me juzga y es mi madre.

¿Cómo puede ser que alguien quien te dio la vida puede destruirte con una sola palabra o acto? No lo sé, no soy madre, o bueno, casi lo fui hace 4 años. 

No, no tengo donde ir. Eso lo sé, sé que a mis 29 años no he cosechado una fortuna, ni mi propio nido o lecho donde morir porque siempre he vivido en un apego, apego maternal, con miedo, frustración, karma. 

Hoy me desperté en medio de gritos de mi madre, culpándome por cosas ajenas a mi vida, llamándome fracasada, poca cosa, humillándome y desvalorando todo mi esfuerzo. Porque sí, sí mi pequeño pajarito, no tuve la vida fácil, mi padre está muerto, mi hermano también, mi abuela igual, todos se han ido, me he quedado sola con el monstruo y es momento de darle batalla.

Nací en una bella cuna de oro, rodeada de lujos y amor, fui criada para ser reina, una dama, el perfecto prototipo de mujer perfecta, pero ese derecho me fue arrebatado el día que mi abuela murió y regresé a los brazos de mi madre, con ella de un día para otro, me vestí de harapos y comí el polvo. Matando cada uno de mis sueños y anhelos, cortando mis ilusiones y encerrándome en cuatro paredes cuando le daba la contra.

No, mi vida no fue fácil. Pensé que el amor me salvaría, que por fin sería rescatada de este abismo, cortando con este apego doloroso, pero no fue así. El primero me mintió descaradamente, el segundo se fue sin darme la cara. ¿Esto es lo que merezco? ¿Este es mi destino? ¿Esta es la resolución de mi vida? No, no lo es.

Porque soy terca, testaruda, resiliente, fuerte y sabia, el encierro me ha permitido desarrollar un sexto sentido que va más allá de todo. 

Ahora sentada rodeada de caos y confusión, lidio con mi última batalla, la más fuerte y sangrienta de todas.

El desapego maternal.

No descansaré hasta volar lejos, lejos, tan lejos que nadie me pueda sentir físicamente, pero sí admirar desde lo más alto, ¿porque sabes algo pajarito? En este encierro comprendí que soy más que todos estos problemas y saldré victoriosa.

Si la reina debe escapar, no va a esperar al rey a que lo haga. No. Hará que su poder mágico la transforme y tal vez así, tras ascender del abismo a la tierra fértil, pueda encontrar a ese amor que tanto anhela y la abrace, la abrace infinitamente, nunca la suelte y valore su esfuerzo, más de lo que ella se auto valora. 

Sí, la guerra ha empezado Ali. Esta es tu oportunidad de demostrar que el mundo ya está listo para recibirte. Confía, cree en ti, estás a la mitad del ascenso del abismo y cuando menos lo esperes, tendrás esa cuna de oro que te fue arrebatada.

Confía, cree en ti.

- Ali

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