Día 33 - F41.2

¿Les cuento un secreto? ¡Estoy emocionada! Feliz, tranquila, por fin durmiendo mis horas y sobretodo trabajando para conseguir mis sueños.

Estuve durante estos últimos días analizando las situaciones que pasan en mi día a día, desde que me levanto hasta que me acuesto, si tomo esta decisión u otra, las consecuencias, etcétera. Anoche, por ejemplo, tomé una ruta distinta a la habitual, caminé desde la agencia donde trabajo en Miraflores (por el Óvalo Gutierrez) hasta el cruce de Javier Prado con Petit Thouars, ¿tremendo viaje a pie, no? Pues así fue, después de hacer una breve parada en una pastelería en Pardo y Aliaga para comprar un rico milhojas de fresa con crema pastelera y una tartaleta de fresa para mi mamá, decidí seguir mi ruta con una breve desviación: cruzar todo El Olivar. Desde el extremo sur paralelo a Conquistadores, hasta el extremo colindante a la Embajada de Cuba. Aprovechando el momento jugué Pokémon GO, un juego para celulares donde uno como 'Maestro Pokémon' tiene que caminar distancias inimaginables cazando y entrenando a pokemones, sí, es un juego algo infantil pero en mi forma de pensar, me ayuda a recordar que esta niña que llevo dentro debe salir a jugar aunque sea unos minutos al día.

Luego de llegar al paradero, tomé un bus a casa, la hora de trayecto que tomó desde ese punto hasta mi hogar fue la excusa perfecta para desconectarme del mundo y analizar qué sucede en mi. Qué estoy aprendiendo, qué me depara más adelante, qué necesito para seguir, etcétera. Finalmente llegué a la conclusión que lo mejor que debes hacer en estos casos es dejar que todo fluya. Sí, fluir y ser conscientes de nuestros actos, actuando favorablemente a tus sueños manteniendo la mente en positivo. Suena fácil, pero para esta joven comunicadora (en realidad, periodista) tener F41.2 puede ser complejo, por los síntomas y reacciones que se manifiestan de la nada.

Esperen, ¿qué rayos es F41.2? Más conocido en el mundo psicológico como "Transtorno Mixto de Ansiedad y Depresión", una condición psicopatológica que aparece entre todos los seres humanos que han atravesado situaciones de traumas, estrés o cambios hormonales. En mi caso, según el psicólogo y el psiquiatra, fue por la pérdida de mi padre u otros aspectos en torno a esa gran pérdida, sumado a mi historial de depresión por otras pérdidas de familiares que incluían a mi abuela paterna, mi tío y sendos problemas económicos propios de una familia disfuncional de la cual la única consigna era: sobrevivir y luchar, pasar días sin comer pero avanzando, vivir en cuartos alquilados para subsistir, avanzar y aprendiendo a ser fuertes. La factura me salió muy cara.

Pocos lo saben, solo mis mejores amigos, mi madre y tía - ah, y a los médicos del Hospital de Emergencias Grau a quienes les debo mucho - ha sido un secreto que he mantenido en reserva durante 2 años y medio. Que me ha enseñado a ser más clara y decir lo que quiero, no tener miedo al qué pasará, despreocuparte por el futuro, si pasa, pasa, si no se concreta, no se concretó y a seguir, si él no te quiere, sigue, si ese trabajo no fue fructífero, pasa la página y sigue a pechuga, si casi repruebas ese curso, pues a seguir estudiando que pronto serás recompensada, etcétera.

Entre libros, blogs, redes sociales, aspiraciones a ser reconocida por mi trabajo, vivo mi vida. Siempre con esperanza, con huevos, con amor a todo lo que hago y a mi misma. Sé que no seré la típica chica que a sus 25 - 28 luce en Instagram o Facebook sus éxitos luciendo un lindo vestido o reunida con miles de amigos en una piscina bebiendo, o tomándole fotos a los platos que comen en lujosos restaurantes mientras beben algún Starbucks, o de viaje en lugares trendy - fashionistas porque eso 'hace una señorita interesante' en redes. No, no soy esa. Prefiero hablar cara a cara, cocinar algo rico en la intimidad, compartir experiencias y planificar proyectos, viajar a escondidas, escaparnos a algún lugar de ensueño sin necesidad de publicarlo en redes sociales, lucir linda sin maquillaje después de una ducha refrescante en verano o abrigada hasta los huesos en invierno, caminar mientras converso de la importancia de la energía en cada persona, el poder de la energía que irradias. El amar incondicionalmente sin nada a cambio, el respetar, el ser fiel, el perdonar.

No creo que pida mucho, sin embargo en este mundo lleno de superficialidades aprendí que en lo mejor está en los detalles. En un beso, un abrazo, una palabra de aliento, un pan para llevarte a la boca, una llamada, un mensaje de texto, cosas que te hacen más humanos, no máquinas hacedoras de likes o tendencias. La vida vale más, es tú vida, levántate y anda que ya no es tiempo de ser esclavos, somos libres.

- Ali

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