Día 12 - Aprendizaje

Hoy no hablaré de periodismo, dejemos un rato los datos profesionales. Hoy hablaré de mí, hoy describiré a la Aldine que el grueso de personas que han pasado por mi adolescencia y parte de juventud han conocido. La niña inmadura algo aniñada y con perfil de rockerita que tenía una banda.

¿Por dónde empezar? Solo se me ocurre recordar ese cumpleaños 17, cuando mi amiga del colegio Karol llevó a mi casa a un amigo que tocaba guitarra y cantaba Red Hot Chili Peppers, su nombre, Aaron. Este 2018 él y yo cumplimos 10 años de amistad y complicidad, es mi hermano, mi mejor amigo, mi confidente, mi muralla, el hijo varón que nunca tuvo el matrimonio Avila - Mármol. Entre melodías, letras, composiciones propias y mucho rock, Aldine crecía a ritmo acelerado. Tiempo después me veía rodeada de un mundo adulto, duro y maravilloso, noches y amanecidas de ensueño, luces de neón y humo, pogos y gritos en medio de 'tokadas' que me arrastraba a un universo paralelo donde era feliz, sin presagiar lo que vendría más adelante.

Para mí, la vida era lo siguiente: despertar, ver si era aún hora de desayunar, escribir y mandar mis correcciones de textos vía correo, ensayar mis canciones en casa, leer, acordarme que tenía que almorzar, almorzar lo que sea, pasear a Shiraz, programar mi fin de semana y las presentaciones con mi banda o eventos donde iba de anfitriona, ensayar, esperar a mamá, ver televisión, hundirme en el internet y dormir. Una rutina poco usual, socialmente calificada como 'vida vaga' que no duraría mucho. En efecto, terminó a los 2 años siguientes luego del regreso de papá a casa y su enfermedad en fase terminal. La diabetes, la maldita diabetes y la vida que se le escapaba de los dedos, las dos veces que se salvó de una amputación, pedirme disculpas por su ausencia a lo largo de mi vida, el perdón, el cáncer y su despedida. Ir a Cajamarca a recoger su cuerpo, un sepelio de 10 minutos, un entierro rápido, recoger a la hora siguiente sus cosas de la Fiscalía, calmar a mamá, firmar los documentos, ir al abogado al día siguiente, entrevistarme con el Fiscal de Cajamarca, mi padre y sus amistades influyentes, la entrega de su maletín, una clave que solo yo sabía de memoria, 19010802, nuestros cumpleaños, más documentos, despedida de Cajamarca, regreso en solitario a Lima porque mamá prefirió quedarse un día más allá, llegar a Lima, replantearme la vida, llorar, sonreír, llorar, sonreír, dolor en el pecho, taquicardias, ataques de ansiedad, pánico, depresión, replantearme nuevamente la vida, conocer a quien sería mi novio, enamorarme, ser feliz, promesas de vida, una pérdida, su alejamiento, su matrimonio, su regreso y mi debilidad por creerle, madurar, ser fuerte, evitarlo, no ceder, ser fuerte, madurar, ser fuerte, madurar, ser fuerte, madurar, avanzar y secarse las lágrimas, mirarse al espejo, tener 27, ya han pasado 10 años Aldine, ¿qué has aprendido?

- Ali

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